Un administrador de fincas es un profesional que se encarga de la gestión integral de una comunidad de propietarios a petición de los mismos. Es una decisión propia de la comunidad, representada por el presidente de la misma, por ello es importante saber qué perfil debería de tener un administrador de fincas para optimizar los recursos y su servicio dentro de la misma.
Es en ese momento cuando surgen dudas como: ¿Qué cualidades debería de tener para conseguir que la relación entre los comuneros y el administrador sea óptima y permita una convivencia armoniosa y pacífica? Pues bien, las tres condiciones que se deben de dar en un administrador para que sea idóneo a la hora de desempeñar esa función son la actitud, la aptitud y el conocimiento.
¿Cómo deben de ser los administradores de fincas?
Respecto a las actitudes y aptitudes, cabe destacar la habilidad de comunicación tanto escrita como oral, la empatía, la integridad, la fiabilidad, la paciencia y la honestidad. También es importante la capacidad que tenga para buscar soluciones a los problemas que se plantean y encontrar empleados acordes con las necesidades que se requieren, además de colaboradores y proveedores dignos de confianza.
Es muy importante ser honesto. No debe de aprovecharse ni de las obras ni del mantenimiento que se haga en la comunidad. Debe cobrar exclusivamente lo que se refleja en el contrato, y no aprovecharse de posibles comisiones que puedan derivarse de las relaciones con sus proveedores (Debe cumplir el código deontológico). De esta forma, mientras que el administrador honrado ofrece una oferta adecuada a sus costes estructurales, el que no lo es, ofrece una oferta normalmente inferior, pero luego la comunidad se ve perjudicada por el incremento de costes directos de mantenimiento por diferentes conceptos.
¿Qué hace un buen administrador?
En principio, antes de exponer sus conocimientos para resolver un problema en la comunidad debe saber cómo situar la reunión. Es necesario que explique el motivo de la reunión, y agradezca públicamente la colaboración de los propietarios que hayan ayudado a lo largo del año. Antes de la reunión debe de haber hablado con la junta directiva para que den su punto de vista sobre los puntos del orden del día.
También tiene que buscar aliados (sus proveedores y colaboradores) que le permitan dar una solución al problema y aporten la mejor calidad-precio. Asimismo, debe de intentar buscar soluciones permanentemente y ofrecer diferentes alternativas, que, sin desmejorar la calidad del servicio de los proveedores, busquen soluciones que aporten además una disminución de costes.
Además, debe de mediar en la solución de los conflictos entre los propietarios, o bien entre los propietarios y los proveedores.
Colegiación y conocimiento extenso
Todo propietario tiene que exigir una formación lo más amplia posible en estos campos, ya que el conocimiento es un papel clave para que el trabajo se desempeñe de la mejor manera posible. Esta persona debe tener conocimientos amplios de sociología, psicología, técnicas de reunión y dirección de grupo, de propiedad horizontal, fiscalidad, derecho administrativo, civil, contabilidad (es básico llevar una contabilidad ordenada para el buen funcionamiento de una administración), derecho privado registral, edificación y conservación de edificios, derecho mercantil, informática, derecho del trabajo y seguridad social. Por ello, es muy importante su participación en El Colegio de Administradores, al igual que el título de grado en administración de fincas, pues se supone que el colegio te aporta todos estos cursos, aunque con la nueva ley de servicios profesionales es posible que se pueda ser administrador de fincas sin colegiar.
Ser bueno en la administración de fincas supone tener una dedicación exclusiva a la profesión, disfrutar de ella y no mirarla como un simple oficio. Tendrá que procurar encontrar las mejores soluciones para las distintas comunidades estando siempre pendiente de las oportunidades que puedan originarse y de un trato adecuado con la comunidad.
